lunes, 1 de diciembre de 2014

EL MUÑECO DE NIEVE
 

 
Había dejado de nevar y los niños, ansiosos de libertad, salieron de casa y empezaron a corretear por la blanca y mullida alfombra recién formada.
 
La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus manitas hábiles, se entrego a la tarea de moldearla.
 
"Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado tener", se dijo.
 
Le salio un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le mimaba...
 
Pero pronto los días empezaron a ser mas largos y los rayos de sol mas cálidos... El muñeco se fundió sin dejar mas rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo.
 
Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le dijo dulcemente: Seca tus lágrimas, bonita, por que acabas de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe ponerse el corazón en cosas perecederas.
 
 

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